El final de las vacaciones y el inicio del curso escolar marcan un momento de transición tanto para los adultos como para los niños. Este periodo, aunque necesario, suele traer consigo emociones encontradas: ilusión, nerviosismo y también cierta presión por volver a la rutina.
Cómo afecta a los adultos
Para los padres y madres, el regreso al colegio implica reorganizar horarios, retomar el ritmo laboral y gestionar las demandas emocionales de los hijos. Este proceso puede generar:
- Sensación de estrés y carga mental al coordinar múltiples responsabilidades.
- Cierta nostalgia por la pérdida del tiempo compartido durante las vacaciones.
- Alivio al recuperar la rutina y disponer de más espacios de concentración personal y profesional.
Cómo afecta a los niños
Para los más pequeños, el retorno al colegio es también un reto. Pasar de un verano relajado a una estructura rígida puede provocar:
- Ansiedad anticipatoria ante exámenes, normas o nuevas clases.
- Dificultad para adaptarse al horario de sueño y comidas.
- Emociones de alegría al reencontrarse con amigos y retomar actividades.
Consejos para una adaptación saludable
- Establecer una rutina gradual los días previos al inicio de clases.
- Dedicar momentos de diálogo en familia para hablar sobre miedos y expectativas.
- Promover actividades relajantes como deporte, lectura o juegos en casa.
- Recordar que tanto adultos como niños necesitan un periodo de adaptación progresiva.
¿Sientes que la vuelta al colegio os está sobrepasando?
Un acompañamiento psicológico puede ayudarte a ti y a tus hijos a vivir esta transición con más serenidad.
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